
Recreación de la expedición española al fuerte inglés de San José en 1781. Ilustración de José Ferrer-Clauzel
Entrevista a Manuel Trillo, autor del libro 'La conquista española olvidada'
«Los que llevaron la esclavitud al Misisipi no fueron los españoles, ni los británicos, sino los franceses»
Hablamos con el periodista sobre su nueva obra en la que desvela la historia de la expedición española que alarmó a Benjamín Franklin y pudo cambiar el mapa de Estados Unidos
La toma del remoto fuerte San José en 1781, cerca del lago Míchigan, forma parte de ese legado español olvidado en América. Una historia que recorre el libro: La Conquista española olvidada, la expedición que pudo cambiar la historia de los Estados Unidos (Grupo Planeta), de Manuel Trillo, periodista con más de tres décadas de trayectoria en ABC, y gran especialista en la presencia española en lo que es hoy Estados Unidos. En pleno Retiro de Madrid, conversamos con el autor sobre cómo era la Luisiana española, los pormenores de aquella expedición y la herencia española en Norteamérica.

Manuel Trillo durante la entrevista con El Debate
–El libro empieza, casi, por la portada ¿Qué historia hay detrás de la portada?
–Los señores que aparecen en la portada no están ahí de forma aleatoria. Tienen nombres y apellidos y una historia detrás. Uno es el capitán de milicias Eugene Pourée, que es el líder de la expedición. Es de origen francés, había sido militar al otro lado del río Misisipi, en el fuerte de Chartres. Se casó allí con la hija del cirujano y luego fue de los primeros habitantes de San Luis, fundada en 1764. Después fue comerciante y capitán de las milicias. También aparece el subteniente Charles Tayon, un joven de 22 años, que se ha casado dos meses antes de la expedición. Junto a Pourée, vestido con pieles, está Luis Chevalier, alias Louison, que era traductor, pero tiene también una historia interesante detrás, porque es el hijo de un comerciante canadiense habitante del fuerte de San José –que conquistará la expedición en la que participa su hijo años después–. Junto a ellos hay dos indios, uno es el jefe El Heturno, también conocido como Pájaro Negro, jefe de la tribu potawatomi, el otro se llama Nakiguen, tengo menos datos sobre él, pero también aparece en el libro.
–¿Por qué ese puñado de hombres que aparecen en la portada recorrieron cientos de kilómetros para conquistar un inhóspito fuerte inglés?
–Esta expedición al fuerte San José se produce en el contexto de la guerra de la independencia de las colonias británicas en Norteamérica. España apoyaba a los colonos desde el inicio de una forma encubierta, pero a partir de 1779, de una forma más abierta a través de la declaración de guerra contra Inglaterra. Lo que empezó como una guerra local, acabó derivando en una guerra global entre grandes potencias. Y en esa época, España era poseedora de esta vasta región que era la Luisiana (más de 2 millones de kilómetros cuadrados al oeste del Misisipi y poblada, en su mayoría, por habitantes de origen francés), cedida por los franceses en 1763, en agradecimiento por el apoyo español en la Guerra de los Siete años.
Tras la declaración de guerra, Gran Bretaña planea atacar a los españoles por dos frentes para expulsarlos del valle del Misisipi. Por una parte, estaba la ofensiva desde Pensacola contra Nueva Orleans y que no se llega a producir porque Bernardo de Gálvez se adelantó. Desde el norte los británicos pensaban lanzar un segundo ataque desde Canadá para expulsar a los vecinos españoles de San Luis, a los colonos rebeldes de la zona del Illinois, y de ahí ir bajando y conectar con ese otro frente del sur. Hacer una especie de pinza.
Es de esperar que esta formidable unión de la Casa de Borbón nos permita establecer la independencia de América en poco tiempo
–Ya tenemos el contexto ¿Cómo surge esa expedición al fuerte San José?
–El 26 de mayo de 1780, los británicos lanzan un ataque contra San Luis con un millar de guerreros de tribus indias aliadas, como los sioux. Aunque causan muchas bajas entre los defensores, no consiguen tomar el puesto. Después de esta batalla, los españoles empiezan a recibir informantes de que los británicos están preparando otra ofensiva por el norte para la primavera siguiente. Por su parte, el jefe El Heturno (Blackbird) llega el 26 de diciembre de ese mismo año a San Luis y le cuenta al teniente de gobernador, Francisco Cruzat, que una expedición de franceses habían saqueado un fuerte llamado San José, y los británicos los habían capturado y masacrado. Lo que le ha trasmitido el jefe indio es que tiene que dar un golpe sobre la mesa y demostrar cuál es la potencia hegemónica en la región. Cruzat consciente de ello, ordena atacar ese frente norte y envía una expedición. El objetivo era frenar el avance británico de la primavera siguiente, por eso se hace en el invierno, que es inusual.
–¿Cómo fue esa travesía hasta el fuerte?
–La expedición se pone en marcha el 2 de enero de 1781. Unos 120 hombres, mitad europeos mitad nativos, comienzan el viaje remontando el Misisipi desde San Luis. Remontan el río en piraguas, pero a medida que suben hacia el norte el agua se va congelando, y hay un momento que ya no pueden avanzar. Tienen que amarrar las piraguas, cogen cinco caballos, ponen a sus lomos los pertrechos, y el resto del camino nevado, con temperaturas y vientos heladores, lo hacen a pie. Recorren el cauce del río Illinois, luego pasan al río Kankakee, por el norte del actual estado de Indiana. Llegan al nacimiento del río y ahí cogen un paso hasta llegar al río San José, que desagua en el lago Michigan. Esta situación geográfica es importante, el fuerte San José se localizaba en ese punto precisamente porque era un paso natural entre los Grandes Lagos y el valle del Misisipi. Después de este periplo llegan al fuerte San José y acampan al otro lado del río.
–¿Qué sucede cuando llegan al fuerte San José?
–El líder de la expedición, Eugene Pourée, envía a un indígena a parlamentar con los potawatomi, que protegen el fuerte. Les promete que compartirán el botín con ellos si no se resisten y permiten que tomen el fuerte. La negociación da sus frutos y la mañana del 12 de febrero de 1781, asaltan el fuerte de manera incruenta e izan la bandera española. Saquean el lugar, pero Pourée da instrucciones de que ninguno de sus hombres se quede con nada, que todo vaya a los indígenas, tanto a los que van con él como a los otros para cumplir la promesa que les ha dado.
–En el libro incluye por primera vez el acta de posesión ¿Por qué es tan importante ese documento?
–Los exploradores levantan acta de la posesión del fuerte, de sus dependencias, del río San José y del río Illinois, que por derecho de conquista pasa a los dominios de Su Majestad católica Carlos III. Todo esto supone tomar posesión no solo del fuerte, sino de esa región al sur de los Grandes Lagos. Hasta entonces, prácticamente, los españoles no habían pasado al otro lado del Misisipi. Esto supone conquistar una región bastante amplia al este del Misisipi. El documento no es absolutamente desconocido, pero nunca se había reproducido, ni transcrito al completo el original en francés.
Los norteamericanos no eran tan amigos de España como lo eran de Francia
Aparte de frenar el ataque, hay otro elemento que para mí le da una dimensión mayor de la que se le ha dado tradicionalmente y que es lo que me decidió realmente a escribir este libro. 13 meses después, el 12 de marzo de 1782, se publica en la Gaceta de Madrid, una crónica de la toma de posesión del fuerte San José. Por entonces ya se está empezando a hablar del futuro país que va a nacer inevitablemente tras la guerra. Benjamín Franklin, que es uno de los embajadores enviados por los colonos para conseguir apoyos y negociar los tratados de paz y el reconocimiento de los Estados Unidos como nuevo a nación, lee la noticia sobre la toma del fuerte San José, coge pluma y papel y escribe al secretario del Departamento de Asuntos Exteriores, Robert Livingston lo siguiente: «veo por los periódicos que habiendo tomado los españoles un pequeño puesto llamado San José, pretenden haber hecho una conquista del país de Illinois. ¿Bajo qué luz aparece este procedimiento ante del Congreso? Mientras que ellos declinan nuestro ofrecimiento de amistad. ¿Tenemos que soportar que invadan nuestras fronteras y nos encierren en los montes Apalaches? Empiezo a temer que tengan tales planes». Lo que está diciendo aquí Benjamín Franklin es ¡ojo! porque los españoles dicen que han conquistado una tierra al este de Misisipi. Nos quieren encerrar entre los Apalaches y el Atlántico. Esto me parece esencial y por eso lo incluyo en el libro y lo coloco como punto de partida para entender la importancia de esta expedición. Hasta 14 años después de la toma del fuerte y 13 años después de esta carta de Benjamín Franklin, España y Estados Unidos no llegaran a un acuerdo sobre las fronteras, que finalmente quedan fijadas en el Misisipi, como querían los americanos.
–Volviendo a la contienda ¿Qué papel jugó España en la independencia de Estados Unidos?
–Desde el inicio los rebeldes americanos trataron de buscar siempre el apoyo español, además del francés, porque lo consideraban indispensable para el éxito de su empresa. España era la gran potencia del momento junto con Gran Bretaña. La ayuda española fue indispensable. De hecho, en el libro comienzo con una cita de George Washington cuando está en West Point: «Es de esperar que esta formidable unión de la Casa de Borbón nos permita establecer la independencia de América en poco tiempo», es decir, el propio Washington era consciente de la importancia de España.
Sin embargo, España nunca quiso estar de tú a tú con los americanos. ¿Por qué? Sostengo que es porque España respetaba mucho la institucionalidad monárquica. No le entraba en la cabeza a la Corte borbónica apoyar a unos rebeldes que se sublevan contra un rey. Sería una cosa contra naturam por mucho que Gran Bretaña fuera su enemiga. Eso sí, les venía bien en tanto en cuanto servía para socavar el poder de sus adversarios.
–Si fue tan importante ¿Por qué se ha olvidado esa parte de la Historia, tanto en España como en Estados Unidos?
–No hay una sola causa, pero una de ellas tiene que ver con algo que ya hemos hablado: como la ayuda de España siempre fue indirecta. El recuerdo que ha quedado en Estados Unidos de la ayuda europea a Estados Unidos siempre ha estado más asociado a Francia. Por otra parte, cuando se reconoció el nacimiento de la nueva república, España ya pasó de ser su aliado indirecto a ser su vecino. Iban a aparecer fricciones por esa frontera del Misisipi. Es decir, los norteamericanos no eran tan amigos de España como lo eran de Francia.
–¿También hay leyenda negra en esta historia?
–Otro factor es la leyenda negra, que se ha extendido con un trazo de brocha gorda sobre toda la presencia española en América. Cualquier cosa que hables de presencia española en América siempre sale el tema de que mataban a los pobres indios. En el libro hablo de la esclavitud. Los que llevaron la esclavitud al valle del Misisipi no fueron los españoles, tampoco los británicos, sino los franceses que impusieron un código negro brutal que incluía castigos físicos a los a los esclavos. Lo que hicieron los españoles fue aplicar unas normas más livianas que incluían la prohibición, por ejemplo, de esclavizar a los indígenas, pese a la resistencia de los habitantes de origen francés. Además, se permitía a los esclavos comprar su propia libertad. De hecho, había muchas personas de raza negra y libres dentro de la Luisiana. Como menciono en el libro, en el año 1784, llegan una serie de jefes indígenas a San Luis, provenientes de la parte que ocupan los americanos de los nuevos Estados Unidos. Piden ayuda y socorro al teniente de gobernador, Francisco Cruzat, porque sabían que los españoles daban un trato mucho más humano que los americanos. Cruzat les dice que son siempre bienvenidos, pero que no puede hacer mucho más, no puede montar otra guerra con los norteamericanos ahora que han terminado una con los ingleses.
–Pues solo queda leer su libro para seguir descubriendo esa historia, muchas gracias.
–Gracias a vosotros.