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TribunaMaría Rodríguez Velasco

Camino de Santiago: raíces cristianas y unidad cultural de Europa

El Camino de Santiago se convertía en paradigma de la propia vida, ya que el hombre se concebía como homo viator hacia la eternidad

Actualizada 04:30

Todavía hoy son muchos los peregrinos que recorren las vías hacia Compostela como una experiencia vital única. Pero el Camino de Santiago es mucho más, ya que desde sus orígenes generó una riquísima cultura capaz de unificar Europa y reforzar sus raíces cristianas a partir de numerosas fundaciones monásticas que recuperaron la cultura de la antigüedad grecolatina, reconstruyeron las antiguas calzadas romanas y revitalizaron pequeñas poblaciones cubriendo Europa con un «manto de iglesias», en palabras del monje Raúl Glaber en el siglo XI.

¿Qué sabemos del origen del Camino de Santiago? ¿Qué recogen los documentos y que nos cuentan los textos sobre el descubrimiento de los restos del apóstol? En la Concordia de Antealtares (1077), firmada entre el abad de San Pedro de Antealtares y el cabildo de la Catedral ya se apunta que fue el ermitaño Pelayo quien advirtió al obispo Teodomiro de cómo, en una noche estrellada, unas luminarias le habrían llevado hasta el enterramiento de Santiago el Mayor y de sus discípulos, Atanasio y Teodoro. Ambos habían introducido al apóstol en una sencilla barca de madera tras su decapitación en Jerusalén y esta habría arribado en las costas de Finisterre, en tierras de la reina Lupa. Se conserva un diploma de Alfonso II, datado en el 829, que sucintamente recoge que «el cuerpo de Santiago fue revelado en tiempos de Teodomiro».

La noticia fue transmitida tanto al Papa León III como al rey Alfonso II, quien partió desde Oviedo hasta Compostela estableciendo el llamado «camino primitivo». Además, impulsó la primera iglesia destinada a la custodia y veneración de los restos de Santiago, si bien su estructura de nave única pronto resultó insuficiente para la acogida de los muchos peregrinos que llegaban al Locus Sancti Iacobi. Por ello Alfonso III amplió las proporciones de la construcción inicial, manteniendo intacto el lugar de la memoria, hasta que el obispo Pedro Mezonzo hubo de rescatar las reliquias para preservarlas de las tropas de Almanzor, que arrasaron el lugar en el 977.

Esta historia encontró su continuidad en la catedral iniciada en el último cuarto del siglo XI, donde arquitectura, escultura y pintura se unen de forma totalizante para responder a las necesidades espirituales de los peregrinos que siguen encontrándose en torno al apóstol. En las vías de peregrinación francesas e hispanas, la belleza se pone al servicio de la liturgia, con nuevas estructuras para las iglesias de peregrinación, generadas y difundidas desde la casa madre de Cluny. A estas se unieron desde el medievo numerosos albergues y hospitales, tal como constata el testimonio del peregrino francés Aymeric Picaud en el Codex Calixtinus (h. 1140). El Camino de Santiago se convertía en paradigma de la propia vida, ya que el hombre se concebía como homo viator hacia la eternidad.

Para recuperar el verdadero sentido del Camino de Santiago, convencidos de que es necesario conocer el pasado para comprender mejor el presente, la Fundación Universitaria CEU San Pablo, en el marco de la primera edición de los cursos de verano CEU-María Cristina, propone un curso dedicado a este fenómeno sin igual, el Camino de Santiago, como expresión de la unidad entre la fe y la vida.

Nuestro recorrido se plantea desde un enfoque interdisciplinar, que aborda historia, música, arquitectura, escultura, patrimonio inmaterial y concepción antropológica a partir del conocimiento de grandes especialistas que se darán cita en El Escorial entre los días 9 y 11 de julio.

Puede consultarse el programa completo de los Cursos aquí.

  • María Rodríguez Velasco es directora Curso Camino de Santiago: raíces cristianas y unidad cultural de Europa, del Cursos de Verano CEU-María Cristina (San Lorenzo de El Escorial)
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