
Logo de Google en un smartphone.
La abogada de la UE respalda la histórica multa a Google por abuso de posición dominante
Juliane Kokott propone al TJUE mantener la sanción de 4.124 millones por prácticas anticompetitivas por Android
Golpe a los intereses de Google en la Unión Europea. La abogada general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), Juliane Kokott, ha propuesto este jueves desestimar el recurso de casación presentado por Google y mantener la multa de 4.124 millones de euros que el Tribunal General impuso a la compañía por abuso de posición dominante con su sistema operativo Android.
Este dictamen preliminar, aunque no vinculante, suele ser un buen indicador del fallo de los jueces en los próximos meses. En palabras de la abogada general, los argumentos jurídicos esgrimidos por Google para anular la sentencia previa «son inoperantes», y el Tribunal General actuó correctamente al determinar que la empresa impuso «restricciones contractuales contrarias a la competencia» a fabricantes de móviles y operadores de red.
El caso se remonta a una investigación iniciada por la Comisión Europea, que en 2018 multó a Google con 4.343 millones de euros –la mayor sanción antimonopolio de la historia en la UE– por diseñar un sistema que favorecía su propio buscador y navegador frente a posibles rivales. Bruselas concluyó entonces que la compañía había articulado una estrategia basada en tres grandes prácticas:
La preinstalación obligatoria de Google Search y Chrome para obtener acceso a la Play Store; la exclusión de versiones alternativas de Android no autorizadas por Google; y el reparto condicionado de ingresos publicitarios, vinculado a no instalar servicios de búsqueda competidores.
Aunque el Tribunal General anuló en 2022 la parte relativa al reparto de ingresos, mantuvo el grueso de la acusación y ajustó la multa a 4.124 millones de euros. Google llevó el caso ante el TJUE, que ahora estudia el recurso final.
En su dictamen, Kokott descarta que fuera necesario un análisis económico alternativo que demostrara qué habría ocurrido en un mercado sin las prácticas impugnadas. Según afirma, bastaba con demostrar que Google generó un «sesgo de statu quo» al preinstalar sus aplicaciones por defecto en los dispositivos, una ventaja frente a la que «los competidores no podían hacer nada».
La Abogada General también subraya que Google se benefició de una posición dominante consolidada gracias a «efectos de red» y al acceso privilegiado a datos de los usuarios, lo que hace irreal «comparar su situación con la de un hipotético competidor igualmente eficaz».
«Palo y zanahoria»
Durante la vista del pasado enero, la Comisión Europea acusó a Google de desplegar una estrategia de «palo y zanahoria» para consolidar su hegemonía en el mercado móvil. La asociación europea de consumidores BEUC se sumó a la denuncia, subrayando que las prácticas de la compañía limitaron la libertad de elección de los usuarios.
Google, por su parte, defiende que Android es un sistema abierto que ha impulsado la competencia y proporcionado más opciones a los fabricantes. Según sus abogados, el modelo de negocio de la compañía ha sido «una historia de éxito» que no debería ser penalizada por su «superioridad y atractivo».
Ahora el asunto queda en manos del TJUE, cuyos jueces deliberarán en los próximos meses antes de emitir la sentencia definitiva. Las conclusiones de la abogado general no son vinculantes, pero suelen influir en el fallo final. En caso de que el recurso de Google se rechace, no habrá ya posibilidad de apelación, consolidando así uno de los mayores reveses judiciales para la multinacional en suelo europeo.